Viviendo en Mansedumbre
Jesucristo nos impulsa a ser mansos, como Él lo fue, siendo Dios (Mateo 11:29). Lo que Dios busca con algunos procesos es mejorar nuestras conductas pues estas no sólo dan gloria y honra a Él, sino que nos dan una mejor calidad de vida.
- La Redacción
- 27 agosto, 2024
Por Julia Sánchez.-En un mundo que cada día corre más rápido, donde hay menos empatía, compromiso, AMOR, ¿podemos vivir en mansedumbre? Quizás tú como yo, has visto las noticias, las redes sociales, las personas cercanas a ti y te lo has preguntado y a esto le sumamos el calor de este año que vino como “cosecha del ciento por uno”. Si te detienes a mirar un momento te darás cuenta lo difícil que es vivir bajo mansedumbre o como dice este mismo verso (Santiago 3:13), en su traducción NTV “siendo nosotros sabios y entendidos en los caminos de Dios, demostrándolo mientras vivimos una vida honesta y hacemos buenas acciones con la humildad que proviene de la sabiduría”. Es decir que para SER MANS@, requerimos ser también SABIOS y ENTENDIDOS.
Antes de continuar, te comparto lo que dice el Diccionario Bíblico que es la mansedumbre, lo cual hace referencia a la condición de manso. Se refiere a la docilidad, suavidad o benignidad en el carácter o en el trato. Implica una gran humildad y autocontrol, así como una gran obediencia y sabiduría para entender y aplicar las normas. Es decir que la mansedumbre no es debilidad como algunos quieren creer y hacer creer a otros, sino que corresponde a la capacidad de la cual nos dota Dios a través de su Espíritu para poder vivir sabiamente a pesar de todo lo que vemos, escuchamos e incluso somos parte en nuestro día a día (Gálatas 5:22, 23)
Consideremos que esto no es un llamado que seamos personas tontas, al punto incluso de desconectarte de la realidad sino, que somos individuos sabios para conocer y entender cuando si, cuando no y cuando simplemente es hora de hablar con tu creador y pedirle discernimiento, dominio propio, paciencia o lo contrario a lo que sientes en ese momento en que te dejas llevar por la cotidianidad pues es cierto que debemos amar al prójimo pero a veces el prójimo no ayuda(Mateo 5:43–44) y es ahí, si queremos vivir en mansedumbre donde debemos asirnos de la palabra de Dios y recordar que esta cualidad también es un fruto del Espíritu Santo, recordemos el meme que dice SIN CRISTO ESTAMOS FRITOS, pues eso nos pasa cuando queremos evidenciar en nuestras vidas la obra de Jesús, dejando a Jesús de lado y vaya que somos prepotentes y orgullosos en ese aspecto (nos parecemos a cierto pueblo al cual le predicó en su momento Isaías y Jeremías) y que a veces olvidamos que también nos predican a nosotros (2 Timoteo 3:16-17).
Existe un viejo refrán que versa “el cristiano debe ser manso, no menso”, saben porque esta frase se ha popularizado, porque por lo general hemos creído que debemos quedarnos callados (muchas veces cuando debemos hablar) o al contrario, hablamos cuando nuestra opinión simplemente no agrega valor, es por eso que existe una prima hermana de la mansedumbre llamada sabiduría que a su vez es parienta de la prudencia (Proverbios 22:3). Sin embargo, rara vez nos detenemos a pensar (y más con este calor) si estamos siendo mansos no mensos pues, en ocasiones es muy fácil confundir ambas condiciones y no responder al llamado que Dios nos hace en el momento de forma sabia sino necia (Proverbios 14:1-18). Estamos llamados a agregar valor y a CONSTRUIR siempre que nos sea posible.
La mansedumbre se trata del dominio propio y del perdón. De que a pesar de lo horrorosa que puede ser una noticia (especialmente los titulares de estos días) nuestro trabajo para el Reino es orar por misericordia para mí y para mi prójimo (aun quiera hacer en contra de ese prójimo).
¿Te imaginas si Jesús en medio de la crucifixión se hubiese dejado llevar de cómo se sentía y en vez de decir pedirles por nosotros al Padre (Lucas 23:34), se bajaba de la cruz y convocaba las legiones de ángeles (Mateo 26:53-54)? Cierto que, si le bajamos un poco a la prisa del día a día nos damos cuenta que por que el otro peque diferente a nosotros, no nos hace mejor ante los ojos de Dios?
Jesucristo nos impulsa a ser mansos, como Él lo fue, siendo Dios (Mateo 11:29). Lo que Dios busca con algunos procesos es mejorar nuestras conductas pues estas no sólo dan gloria y honra a Él, sino que nos dan una mejor calidad de vida. Nos permite parecernos a Cristo y solo cuando somos “mansos” por ende sabios, podemos modelar a Cristo en nuestro día a día. A pesar de los atroz que puede sonar el titular de una noticia, a pesar de lo difícil que puede ser vivir una injusticia, incluso algo más sencillo, a pesar de lo difícil que pueden ser nuestro jefe y compañeros (estamos llamados a orar por ellos, incluso si no son lo que esperábamos, así como nos recuerda Santiago 5:16).
Ser mansos, es parecernos a Cristo y vivir la mansedumbre es entender que nuestra vida solo tiene un norte y centro definido: el propósito de Dios para nosotros (Romanos 14:8-10). Los tiempos seguirán su rumbo por lo que para concluir te recuerdo algo que ya sabes: EL FIN SE ACERCA (Mateo 24) y depende de ti y de mi SER MANSOS para terminar de vivir esta brevedad llamada vida (Salmos 39:4). Oremos para que el fruto del Espíritu se manifieste en nosotros en mansedumbre, no importa que el calor no quiera colaborar, en nombre de Jesús. Amen.
¡Dios te Bendiga!
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