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El Pulpo Más Pulpo 

El Estado

Y Dios le concedió el poder y la fuerza anhelada. al parecer, el Altísimo y su pueblo compraron sus ideas, y muy pronto empezó su gobierno con grandes poderes, como nunca antes visto.

En el fondo de los mares fríos, próximo al oriente, un pulpo que tenía grandes ambiciones, quería ser más grande, más fuerte, más sigiloso y con más presión a la hora de abrazar su objetivo. 

Se pasaba todos los días observando a sus iguales. Se decía: “Tengo que ser diferente, no me conformo con ser uno más. Debo conseguirlo. Son débiles, lentos y son atrapados por sus presas fácilmente. Yo reinaré. Sólo debo trazar una estrategia para lograrlo”.

Se encerró en una cueva a pensar y diseñar su plan. Las cosas al parecer no le estaban saliendo bien. Así que se le ocurrió hablar con Dios y pedirle que le diera ciertos poderes para poder defender su clase, ya que eran atacados y devorados por toda especie hambrienta de los mares.

Pensaba: “Si por lo contrario soy fuerte, habilidoso y rápido, nadie podrá tan fácil atacar a mi especie, a la que debo defender con mis poderes”. 

Ese pulpo, le pedía a Dios su misericordiosa ayuda. Le prometió un cambio: eliminar la corrupción que existe en el inmenso mar, cero privilegio, justicia independiente, seguridad, educación, alimentación, paz, igualdad entre su clase, y que gobernaría de frente a su pueblo. 

Y Dios le concedió el poder y la fuerza anhelada. al parecer, el Altísimo y su pueblo compraron sus ideas, y muy pronto empezó su gobierno con grandes poderes, como nunca antes visto. Dios le permitió alargar sus tentáculos, y le creó dos más largos y más fuertes. Le permitió crear una nube azul para ocultarse de sus enemigos cuando se sintiera en peligro, y le dio habilidades e inteligencia.

Ya estando en el trono, con todos los poderes, se dedicó a satanizar a todo el que atentara contra el poder. Utilizó todos los medios propagandísticos hasta hacer creer que su plan era el único, que él era la solución a todos los problemas habidos y por haber, y que no habría ninguna diferencia entre el cielo y los mares.

Se dijo: “Ha comenzado una nueva era, un antes y un después. Ya verán que antes y después de mí no hubo ni habrá nadie como yo, gracias a mi poder, mis habilidades, mi sabiduría y con su apoyo, seré por siempre el mejor gobernante de la historia.” Y empezó a ejercer su poder, tirando a sus oponentes al fondo de los mares y enterrándolos en las cuevas más oscuras y el fango marino, para que no salieran jamás.

Al cabo de unos años, el pulpo se olvidó de todas sus promesas y empezó a enseñar su propio rostro: el de la mentira, el engaño, la falsedad, la violencia y su poder dictatorial.

Un día, mientras navegaba seguro y confiado, fue débilmente atacado por uno de esos de los tantos que se sentía humillado y maltratado por el todopoderoso gobernante de los mares, quien ejercía el poder con mano de hierro. 

Un día, soltó su nube de humo azul para cegar a su oponente, la tinta salió más oscura que nunca, tan oscura que él mismo quedó cegado y no pudo escapar tan fácil. Cuando fue a usar sus fuertes tentáculos, usó más fuerza de la necesaria y terminó abrazado y atrapado con sus propias ventosas. 

Entonces, sus oponentes lo encontraron como un manso corderito y fue devorado con la misma contundencia con la que él hacía con los más indefensos. Entonces, el gran poder de su fuerza se convirtió en su debilidad.

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